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domingo, 31 de marzo de 2013

De un rancho de latón a una vivienda digna

Testimonios de un pueblo¡¡ 

Narmary Margarita Orta de Moya, de 32 años de edad, aunque es oriunda del estado Carabobo, lleva 20 años radicada en Valera, en el estado Trujillo. Allí hizo su vida, se casó y tuvo dos hijos; sin embargo, dos situaciones alteraron su vida, su hija, la menor resultó con graves problemas de salud, aunados a una situación económica que la obligó a vivir en un ranchito.
“Nací en Valencia; pero cuando tenía 12 años, mi mamá decidió que la familia debía mudarse a Valera; en esta ciudad, nos instalamos por un tiempo en la casa de un tío. Luego ella alquiló una casa, y posteriormente, con su nueva pareja, compraron una vivienda”.
Contó que, con el tiempo la familia fue creciendo, sus dos hermanos se casaron y tuvieron sus hijos, al igual que ella, todos compartiendo un mismo techo. Detalló que, la casa era grande, no obstante “para ubicarnos a todos, los espacios eran muy pequeños, en los que no podíamos coincidir más de dos o tres personas. La cocina era pequeña; la casa no tenía patio, y sólo había un corredor, donde siempre estaban los niños”.
Debido a que, la convivencia era muy difícil en la casa de su mamá, en Valera, su esposo optó por un arreglo que consistía en la compra de un terreno en el sector La Montañita, en la parroquia Mercedes Díaz, donde “incluía un “ranchito de latas, demasiado feo, que se estaba cayendo, donde —ni modo—, nos tocó vivir”.
Si bien, la situación de cohabitar con sus hermanos, era un problema, se le sumó que, su hija menor, presentó una deficiencia respiratoria producto de una bacteria, que finalmente, hizo que perdiera un pulmón. El esfuerzo por respirar, le ha traído como consecuencia a su hija que, las venas del corazón tiendan a obstruirse, por lo que su estado de salud ha sido muy delicado.
“Viví tres años en el ranchito, con mis dos hijos. La niña tenía 4 años, para ese momento iba a cumplir 5; y el niño tenía 10 años. Las condiciones del rancho permitían que entraran animalejos, como: alacranes, culebras, ratones; la lluvia era otro problema, la casa se inundaba, y el frió era terrible.”
Inicio del cambio
Con el tiempo, en el sector La Montañita, se conformó el Consejo Comunal Brisas de La Montañita, para que se emprendieran los proyectos que se estaban dando desde el Poder Popular.
“Empezamos, primero, con la instalación de una red de electricidad; luego, continuamos con la disposición de la red de cloacas. Gracias a Dios y al presidente Hugo Chávez, llegó el general Barrios Contreras, para emprender la Sustitución de Ranchos por Viviendas (Suvi), quien pidió la priorización de la zona, y allí, entré yo, ya que tengo una niña especial”.
En este sentido, el 6to Cuerpo de Ingenieros del Ejército Bolivariano, fue el encargado, junto a 36 miembros de la comunidad, de planificar, remover, construir y remozar, el terreno.
“Ahora mis hijos, pueden tener una casa, una casa propia, ¡de verdad! Antes, las condiciones del rancho permitían que el agua de lluvia se colara, y el frío fuera muy penetrante, lo que llevó a que mi hija se enfermara; ahora, con la casa, —relató con lagrimas en sus ojos— la niña puede respirar mejor; ya tengo un mes viviendo aquí, y ha sido espectacular. Mi vida cambió”.
Narmary expresó que su vida y la de su entorno familiar han cambiado. “Mis hijos tienen un lugar digno adónde llegar. Con una nueva vivienda, se le mejora a uno la vida, la salud, ¡mejora todo!”, reiteró.
Actualmente, la niña tiene 7 años, y estudia segundo grado. Refirió que, es tratada con especialistas, en el Hospital Central de Valera, en el estado Trujillo, desde hace más de un año, ya que la bacteria persiste aún en su delicado pulmón.
Para Narmary quien otrora vivía angustiada por no tener una vivienda digna, ahora piensa en terminar sus estudios universitarios que empezó en Educación Inicial, a través de la Misión Sucre. “En pocos meses, en el mes de mayo, egresaré como licenciada, sé que me espera un futuro mejor. Quiero ayudar al nuevo ciudadano republicano a sacar este país adelante e inculcar los valores socialistas a mis hijos para que sean buenos ciudadanos”.
Por Karelly Olivares Moros

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